25 de octubre de 2012

"Fedro" de Platón


FEDRO O SOBRE LA BELLEZA

SÓCRATES.—FEDRO

SÓCRATES.—Mi querido Fedro, ¿adónde vas y de dónde vienes?
FEDRO.—Vengo, Sócrates, de casa de Lisias, hijo de Céfalo, y voy o pasearme fuera de muros; porque he pasado toda la mañana sentado junto o Lisias, y siguiendo el precepto de Acumenos, tu amigo y mío, me paseo por las vías públicas, porque dice que proporcionan mayor recreo y
salubridad que las carreras en el gimnasio.
SÓCRATES.—Tienes razón, amigo mío; pera Lisias, por lo que veo, estaba en la ciudad.
FEDRO.—Sí, en casa de Epícrates, en esa casa que está próxima al templo de Zeus Olímpico, la Moriquia.
SÓCRATES.—¿Y cuál fue vuestra conversación? Sin duda, Lisias te regalaría algún discurso.
FEDRO.—Tú lo sabrás, si no te apremia el tiempo, y si me acompañas y me escuchas.
SÓCRATES.—¿Qué dices? ¿No sabes, para hablar como Pindaro, que no hay negocio que yo no abandone por saber lo que ha pasado entre tú y Lisias?
FEDRO.—Pues adelante.
SÓCRATES.—Habla pues.
FEDRO.—El verdad, Sócrates, el negocio te afecta, porque el discurso que nos ocupó por tan largo espacio, no sé por qué casualidad rodó sobre el amor. Lisias supone un hermoso joven, solicitado, no por un hombre enamorado, sino, y esto es lo más sorprendente, por un hombre sin amor, y sostiene que debe conceder sus amores más bien al que no ama, que al que ama.

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13 de octubre de 2012

LOCUS AMOENUS (Definición)

‘Amoenus’ es un adjetivo latino que significa “ameno, agradable, delicioso, encantador”. Así pues la traducción literal de locus amoenus sería “lugar ameno o bonito”. Pero cuando hablamos de dicho concepto nos referimos a un tópico de la literatura clásica latina, utilizado especialmente durante las épocas medieval y renacentista (aunque, como veremos, ha estado presente en la literatura posterior), que podemos entender mejor acudiendo a la definición de Ángel González, que explicaba el tópico de ‘locus amoenus’ como un “lugar propicio para el amor”, para el disfrute, para el gozo. Se trata de un bello y umbrío paraje compuesto por una serie de elementos esenciales: un prado o lugar recogido, con árboles y demás vegetación, con un arroyo o una fuente, normalmente bañado por una refrescante brisa estival, el sonido de los pájaros y la presencia de las flores, pintando el cuadro con su diversificado cromatismo y enriqueciendo el entorno con su aroma.




Definición extraída del Diccionario Literario "Papel en blanco".